Comentario
El rollo de la Torá (Sefer Torah) es el objeto más sagrado del judaísmo. Cada palabra debe ser cuidadosamente escrita a mano por un escriba (sofer) que para ello debe haberse preparado durante siete años. La Torá debe ser escrita sobre pergamino hecho de la piel de un animal kosher, tardándose cerca de un año en completarla.
Una vez escrito y revisado el texto por el sofer y otros especialistas, cada rollo ashkenazí es envuelto con un manto bordado ricamente decorado con motivos diversos, en especial coronas. Sobre los mangos del rollo pueden ser colocados remates de plata o rimmonium (granadas, en hebreo). Para los sefardíes, los rollos deben ser guardados en unos cilindros de madera o metal profusamente decorados y forrados de terciopelo.
El rollo de la Torá debe permanecer envuelto hasta ser utilizado para leerlo. Cuando se recita, y para no tocarlo, el lector sigue el texto con un puntero (yad) en forma de mano. El yad suele estar hecho de plata, marfil o madera, midiendo entre quince y veinte cm de largo y llevando en su extremo una minúscula mano con un dedo apuntador.
El deterioro del rollo de la Torá conlleva que no pueda volver a ser utilizado hasta que un nuevo escriba lo repare. Los rollos demasiado estropeados para ser restaurados son enterrados en un cementerio judío.